Se introduce, poco a poco y procedente de Italia, la filosofía humanista. El humanismo viene a suplantar a la filosofía medieval. Defiende el “antropocentrismo” (el hombre es el centro, lo más importante, y no Dios) y el goce de lo terrenal. Desde el humanismo se defiende que es el hombre (y no Dios) el que tiene en sus manos el control de su vida y de su destino